Existen
numerosas anécdotas de este tipo, pero hace unas semanas, cuando preguntaba a
mis alumnos dónde nacían los tomates, con motivo de una explicación acerca de
los alimentos de origen vegetal y animal, uno de ellos me respondió “¡en el
supermercado!”.
Por
cosas como ésta es muy importante que, desde los centros educativos, fomentemos
y potenciemos al máximo las posibilidades de contacto con el medio rural en los
pequeños. Sólo de esta forma podremos evitar importantes lagunas, insalvables,
desde mi punto de vista, sin el contacto, con una mera explicación, incluso si
ésta está acompañada con las más maravillosas imágenes.
El pasado curso iniciamos lo que nos gustaría que fuera una tradición: la
visita al Campamento Quimpi. Allí, nuestros niños no sólo pueden pasar una
jornada compartiendo juegos y experiencias con sus compañeros sino que, además,
tienen la oportunidad de hacerlo al aire libre, en una zona rodeada de bosques,
con una huerta y una granja.
Así,
los que ya conocían el campamento llevaban semanas ansiosos y, los que no,
estaban expectantes y con ganas de salir por vez primera de excursión como “los
grandes”.
Sobre las 10 de la mañana nos despedimos de los papás que, pacientemente,
esperaron a que nos subiéramos a las guaguas -¡nada menos que tres!- para
emprender nuestra aventura y, aproximadamente media hora después, entrábamos en
Quimpi, con muchas ganas ya de desayunar y de recorrer aquel maravilloso lugar.
Comimos, visitamos el huerto, hicimos figuritas de barro, galletas y dibujos,
volvimos a comer y jugamos con cubos y pelotas, nos escondimos en chozas de
madera, nos dejaron correr por la tierra… ¡Con razón muchos acabaron dormidos
en el viaje de vuelta! Si nos preguntas, seguramente te diremos que soñábamos
con volver el año que viene.
Aquí les dejamos algunas fotos y, un poco más adelante, más.
Aquí les dejamos algunas fotos y, un poco más adelante, más.
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